ULRIK
Mi madre era genial, la mejor del mundo sin lugar a dudas.
Ella se levantó y pasó detrás de mi padre, llegó hasta mí y puso las manos sobre mis hombros, luego me abrazó por el cuello con cariño y besó mi coronilla.
—Tengo el mejor hijo del mundo, ¿verdad? —se jactó, lo que me hizo reír, y luego miró a Anne—. Y la hija más inteligente. —Sonrió de oreja a oreja y Anne la contempló con cierta diversión.
—Puedes decir que Rik es el mejor, ma, no te preocupes. Sé muy bien que soy tu hija favorita —comentó divertida, y papá soltó la carcajada sin poder evitarlo.
Los abuelos también rieron, y no pude evitar notar la rareza en el rostro de Lars, quien parecía ser ajeno a todo esto.
Respiré hondo, con mamá despeinándome y volviéndome a peinar a placer, y dije mirando a mi padre:
—Tengo a algunos chicos dentro, pero tendremos que esperar un poco por eso.
—Es comprensible.
—Y ya rastreamos a los emisores primarios. Ahora todo lo que queda es hacer las visitas. Mis hombres se ocuparán de es