LARS
Un frío espantoso se regó por mi cuerpo y tuve ganas de vomitar. Me aferré con más fuerza a Ulrik, pero ya no podía coordinar.
—Señor, quizá lo mejor sea llevarlo para que le hagan un chequeo.
La voz de Hakim resonó lejana, y recordé que no estábamos solos dentro. Claro, había tres escoltas que nos cuidaban.
Entreabriendo los ojos vislumbré la auténtica preocupación de Ulrik, pero aunque quise decir algo las palabras no salieron de mi boca. Era como si me hubieran puesto un cerrojo.
Pero… ¿por qué?
No lo entendía. No lograba entenderlo.
Y tampoco pude negarme.
Cuando salimos del elevador, Ulrik pidió ayuda, y terminé recostado en una cama del área de emergencias, siendo atendido por una enfermera y un médico que medían mis constantes, en tanto el mismo moreno, que también era médico, los vigilaba con celo.
—Creo que se debe al estrés repentino —susurró, atrayendo la atención de los otros dos—. Hubo una discusión con su familia y se alteró mucho, pero… no lo sé. Nunca le había pas