LARS
—Asumo que, como siempre, no quieres aparecer para nada en publicidad. —La voz que habló sonaba tranquila, y lo estaba.
—Sabes que no… sería mi fin si alguien de mi familia se enterara de lo que hago, ¿sabes?
—Sería tu fin de muchas maneras, Lars —soltó él y rio.
Joris, mi editor y uno de mis mejores amigos, había viajado a verme a Copenhague porque necesitaba hablar de algunas cosas conmigo en persona, y tras tratar eso decidimos almorzar juntos, por lo que lo llevé a un bonito restaurante cerca de mi hotel. Era fin de semana así que estaba libre.
—Ya que lo sabes entiendes que es imposible.
Tomó su vaso de jugo y bebió un poco, para luego mirarme acusador.
—En fin, ¿cómo van los negocios? ¿Ya tienes material nuevo para tu siguiente novela? Debo admitir que preferiría que involucrara a un ardiente moreno bajo las sábanas en una noche de pasión.
—¡Joris! —espeté, atrayendo la atención de una pareja que estaba algo lejos en una mesa, así que me encogí en mí mismo. Él soltó la risa