Narrado por Flavia
Dos semanas después, todo parecía finalmente encaminarse, y ya era imposible ocultarlo de todos.
Estaba enamorada de Rafael — intensamente, absurdamente —, y él de mí. Y aunque nuestra relación todavía era un secreto para el mundo, los empleados y, claro, las niñas, ya lo sabían. Y, sinceramente… ellas eran quienes más me importaban. Mis pequeñas confidentes, cómplices y fuente diaria de alegría.
Incluso con aquellos mensajes amenazadores que Deivison había enviado semanas atrás, el tiempo fue pasando. Y él no apareció. Ya habían pasado más de dos meses desde que había empezado a trabajar en la mansión, y mi vida parecía haber ganado nuevos contornos. Paz. Amor. Esperanza. Y mucho, mucho placer. Con un hombre tan intenso como Rafael, era imposible tener menos que eso.
Aquella noche, en cuanto llegué de la universidad, él me llamó al despacho. Su tono era serio, casi autoritario, pero el brillo en sus ojos lo delataba.
—Siéntate en la mesa —ordenó, cerrando la p