LAURA
Por ahora, no me molesta del todo. Mi prioridad era obtener la aprobación para salir de casa, y eso ya lo logré. Si Martín tiene sus planes, yo tengo los míos. Veremos quién se sale con la suya al final.
Unas horas más tarde, camino a la universidad, Celina permaneció en silencio. Supongo que mi decisión de irme la tomó por sorpresa. Aunque me brindó su apoyo, el pensar que estará sola la entristece profundamente. Desde hace diez años soy más que su hermana: su compañera, su amiga, su cómplice en locuras. Ahora, la idea de que me aleje la atormenta.
Por otro lado, para Ramiro, mi partida es la oportunidad perfecta para romper las reglas que hasta ahora lo han mantenido a raya. Llegamos al estacionamiento de la prestigiosa Pontificia Universidad Javeriana, y el ambiente se siente algo tenso.
—Desde que salimos de casa, no has dicho nada —le digo a Celina al bajar del auto, intentando romper el hielo.
—Es que todavía estoy asimilando tu ausencia —admite, con un tono apenado.
—No m