Roger sintió un escalofrío. Algo dentro de él le decía que Silvia le había tendido una trampa: esa mujer sentada en la sala seguramente vino a una cita con fines de matrimonio.
Por precaución, fue a sentarse bien lejos de Araceli, con cuidado de que ni lo rozara.
Como estaba a dieta por su trabajo en la serie y no podía probar nada, la comida no le emocionaba. Se estaba aburriendo mucho.
De pronto escuchó el "Giovanni, Gio…" de Araceli y se quedó paralizado. Su mirada fue directa a ellos.
Antes de que Giovanni apareciera, ya había oído cómo Silvia, Marie y hasta la cuñada hablaban de citas arregladas. Todas hablaban bien de Araceli, decían que era tan dulce, tan buena, tan todo. Le dieron ganas de vomitar.
Además, ese tono prudente y esa forma de hablar fingida… era igual a esas actrices que se lucen frente a la cámara, pero en la vida real no convencen. Todo le parecía falso.
Pero si decía “Gio” … entonces no había venido por él.
Menos mal. A Roger le espantaban las mujeres que fingía