—En resumen, no puedo perder contra Clarissa —dijo Araceli, apretando los dientes.
¡No puedo perder contra ella, no importa quién más se meta!
***
El lunes, cuando Clarissa llegó a la oficina de Vittoria, pensó que sería ella la que la buscaría para hablar del tema de su novio. Pero apenas soltó su bolso, fue la nueva arquitecta, Tania, la que se acercó. Antes, Tania le había pedido sus datos y Clarissa se los dio por cortesía.
—Clarissa, vi lo que subiste en tu red. ¡Qué invernadero tan enorme! ¿Fue regalo de tu novio por San Valentín? —dijo Tania con un tono amable que sonaba falso, casi burlón.
Aunque Clarissa venía de una familia importante y había vivido muchas cosas, notó enseguida lo falsa que era la sonrisa de Tania.
Respondió con una sonrisa leve y un “Hmm”, mientras sacaba el celular y fingía hablar con un cliente. Pero Tania no se iba.
—Con tantas flores y ese invernadero, tu novio debe tener buena lana, ¿no? ¿A qué se dedica?
El tema entre Luca y Clarissa era conocido, aunq