Capítulo278
Jaja, ¿quién iba a decir que el seco Giovanni es así con su esposa, tan pegajoso y cariñoso, como un niño que no quiere dejar de abrazarte nunca?

***

En la casa de la familia Favero.

—Señorita…— apenas la empleada abrió la puerta, Araceli se quitó los tacones y los dejó junto al mueble, con un gesto de dolor y rabia. Salió corriendo al salón, subió las escaleras, entró a su cuarto y lanzó el bolso con tanta fuerza que todo lo de adentro se desparramó.

Después, gritó con fuerza:

—¡Ahhh!

—¿Qué pasa? ¿Qué está pasando? —preguntó Teresa, su madre, que llegó corriendo al oírla. La empleada ya le había dicho que Araceli venía mal y subió enseguida.

No tardó en aparecer Jacob, que estaba abajo en el despacho. También subió al escuchar todo.

Araceli levantó la cabeza, con lágrimas y coraje, y se echó a llorar encima de Teresa.

—¡Mamá, nos engañaron, nos engañaron a todos! —gritó Araceli, llorando tan fuerte que le dolían los oídos a Teresa.

—¿Qué pasó? ¿No te fue a buscar Silvia a casa de los
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