—La familia Conti ya está en ruinas, y aún así querías casarte con ella. ¿Era por venganza o porque en serio la amabas? Pero, dime, ¿cuántas partes tiene tu corazón? Una es de Clarissa, otra de Giulia... Ya que tienes a Giulia de amante, ¿cómo piensas seguir metido con Clarissa? ¿Deseas quedarte con todo? ¿La musa inalcanzable y la desquiciada que tú mismo volviste loca? ¿Tú crees que te lo mereces?
—Pues si ya elegiste a Giulia, quédate con ella. Pero olvídate de Clarissa. No voy a quedarme mirando cómo terminas con ella como si nada hubiera pasado.
—¡Lárgate! —gruñó Luca, tanto que parecía a punto de explotar.
—No hace falta que lo digas. No pienso seguir aquí —le lanzó Tatiana antes de darse la vuelta.
Y se fue. Lo dejó ahí, borracho, gritando en la mitad de la noche, como un pobre diablo al que todo se le vino abajo.
No era cualquier cosa haberse metido con Tatiana.
Luca se dejó caer en un banco frente al edificio, encendió un cigarro y empezó a fumar con furia. Tenía los ojos llen