Mi segunda noche en Francia, muy diferente a la primera al contar con la calidez de un techo que me resguarde no solo a mi, si no también a esa maravillosa amiga que encontré en mi camino y ahora me acompaña contando el dinero que logramos reunir.
Un total de 345 francos, nos quedaron a la mano unos seis pedazos los cuales no dudamos en apartar para saciar nuestra hambre nocturna.
-De este dinero hay que restar lo que pagaremos mañana a la dueña de la habitación.
-Eso es 80 francos. ¿Cierto?
-Lo es. -La cantidad de 80 monedas fue apartada de inmediato y una modesta cantidad de 265 francos quedó sobre la cama.
-Usaremos 50 para comprar comida, lo demás lo vamos a comenzar a guardar. -Le indique a mi amiga, la cual no se negó ante tal indicación.
Su actitud algo distante me dice que debe estar algo apenada, ya que temprano no fue de mucha ayuda para conseguir todo este dinero.
No soy capaz de reclamarle al respecto, su frustración es un sentimiento el cual comprendo.
-Mañana deja que yo