La ciudad fue justo como Moros la describió. Grande y basta, con miles de oportunidades diferentes para las mujeres como yo.
O bueno, no quiero decir exactamente como yo.
No creo que la mayoría de ellas hayan escapado de sus pueblos después de haber asesinado a sus esposo con veneno. Dejando el cuerpo en descomposición en la habitación matrimonial y su alma en pena vagando por la eternidad después de que te volvieras la querida de la propia muerte.
Sí, la muerte resulto estar enamorada de mi. Por muy irónico que suene.
Y yo también me enamore de ella. Aquello que se supone que es el fin de nuestras vidas me motivo a amar la mía, a crear una nueva vida la cual sea capaz de amar y disfrutar con todo mi corazón. Lograr sanar cada herida de mi ser con cada sueño que logré cumplir.
Y al inicio le reclamé por ello, le reclame por qué mi cabeza ignorante solo pensaba que el no me amaba, que me quería abandonar. Que equivocada eran mis ideas en ese momento.
Ya que un hombre que sea capaz de e