Horas de trabajo y esfuerzo continuo se plantaron bajo mis ojos como dos sacos oscuros, dudo que desaparezcan después de descansar, lo más seguro es que tenga que dedicar unos cuantos cuidados a mi rostro con tal de que desaparezcan.
—¿La comida está lista? El banquete va a comenzar.
Un mesero entró sin previo aviso a la cocina, un acto que me sorprendió he hizo que me voltee para verlo.
—Antes de servir tiene que venir Sedna a supervisar los alimentos, aquellos que no sean de su agrado los debo volver a hacer.
El hombre me miró por unos segundos y solo asintió un poco con su cabeza.
—En ese caso, iré a avisar a la reina de los mares que la comida está lista.
—Muchas gracias por su ayuda. —El ser mitad cabra y mitad hombre salió de la cocina, un adiós a la visión tan graciosa ante mí.
Después de todo no se ve todos los días a seres de esta clase usando trajes elegantes y con mejor tela que mis vestidos de a diario de los últimos seis años.
Tome una cereza y la lleve a mi boca, gozando