El terror se desató en la ciudad de la eternidad, ese cielo siempre despejado se volvió oscuro con la presencia de truenos que reventaban contra el piso sin piedad alguna, proclamando justicia para la diosa madre quien fue vulnerada por la diosa de las profundidades.
Yo, como toda una cobarde no me atrevía a siquiera mirar por la ventana del lugar. La fiereza de los asuntos de los dioses es un tema que prefiero evitar, a pesar de ya estar condenada a involucrarme por mi amado y mi gran colaboración con el plan de la diosa de las profundidades.
No sé qué tan perfecto puede resultar, no sé en qué consiste, que era en líquido en ese frasco mi mucho menos que le hizo a esa mujer.
Solo sé que fueron mis platillos los que llevaron ese plan a la perfección, no condenando solo a humanos, si no también a poderosos dioses que llevan pisando este mundo por siglos y hasta una eternidad.
El ruido que proviene de afuera es fuerte, retumba en mis oídos y cocina en mi pecho un miedo tan grande como l