Emma:
Día de la fiesta.
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Hoy por fin era la fiesta, estaba un poco ansiosa y emocionada por ir, la verdad es que me lo merezco, necesitaba despejar mi mente de tantos libros y tareas, hoy iba dispuesta a divertirme.
Mis hombres tendrían una noche de chicos junto a Kurt así que yo tendré mi noche de chicas con mi Jessie.
Hablé con Mika y me dijo que regresaba mañana, que todo con su hermana fue mejor de lo que esperaba y me envió una foto de el con su sobrino, la sonrisa de Mika al lado de ese niño, era algo maravilloso de ver. Quedó en contarme todo lo que pasó y compartió con su familia, me alegra tanto de que ahora tenga su familia con el, mi hombre se lo merece.
Hablé un poco con Axel y Carlo, estaban un poco inquietos de que fuera, más no me lo prohibieron, en mi relación con Tom todo era monótono y me estaba acostumbrado a ser como el, no salíamos a citas, siempre era sexo y nada más, en cambio con ellos puedo tener más libertad y puedo ser yo misma,.cosa que me gusta y me hace sentir cómoda.
—¿Lista? —Jess sonrió.
Ella usaba un lindo vestido negro que acentuaba su voluptuosa figura, a veces la envidiaba un poco porque ella era más rellenita que yo y deseaba tener esas enormes piernas, aunque yo soy agradecida con el cuerpo que tengo.
—Estas preciosa —le solté un silbido—, lo digo en serio.
—Gracias —dió una vuelta—, cuando regrese de la fiesta espero que Kurt lo destroce —rió.
—Que pervertida eres —jadee—, me enorgulleces linda —ambas reímos.
—¿Me dices a mi pervertida? ¿Tu? —rió— que tienes tres hombres Emma, tres que están a tu lado que a según tu, follan cómo dioses... ¡Jah! Y la pervertida soy yo.
Jess y yo nos teníamos la suficiente confianza para contarnos sobre nuestra intimidad, lo mejor de eso es que solo quedaba entre ella y yo.
Terminé de colocarme mi chaqueta negra, decidí usar unos pantalones altos con botas negras y una blusa de tirantes blanca, un maquillaje sencillo y por supuesto el collar y los aretes que me regaló Carlo el día de mi cumpleaños, no combinaban para nada, pero era un regalo de mi amorcito y lo usaré sin importar que. Busqué en mis cosas el broche de una rosa color azul que me regaló Mika, decidí usarla en el área del cinturón y con eso dió el toque final, me maquille lo más sencillo que pude y dejé suelto mi cabello, tomé mi bolso con mi teléfono, dinero y las llaves del departamento de Mika, que estaba más que contenta por qué me las haya dado y poder ir cuántas veces quisiera.
—Lista belleza —tomé la mano de Jess— ¡A bailar hasta que nos duelan los pies!
Ya estando en mi auto recibí un mensaje de Axel junto con una foto de el, en el fondo de veía a Carlo jugando con Kurt videojuegos.
"Diviértete mi amor, si sucede algo, llámame e iré por ti, te amo"
Sonreí por el mensaje y encendí mi auto, Jess me dió la dirección de la fiesta y pudimos ver la enorme casa de Natalie, se nota que sus padres no tienen miedo de gastar el dinero. Jess y yo nos miramos.
—Cosas de ricos —dijimos al unísono y reímos.
Estacione mi auto como pude y ambas bajamos, caminamos por el jardín donde ya habían chicos demasiado borrachos y otros comiéndose la boca, me impresionaba tanto ver todo esto, pero me gustaba, hoy tenía ganas de mover el cuerpo y lo haré si tenerle miedo al éxito.
Nos adentramos a la enorme casa y habían luces por doquier, la música alta y personas bailando a diestra y siniestra, por inercia mi cuerpo se empezó a mover al ritmo de la música.
—¡Vamos a bailar! ¡Amo esta canción! —le grité a Jess y ella asintió.
Fuimos hasta el medio de la pista y sin pensarlo dos veces bailamos S&M de Rihanna, una de mis canciones favoritas, cerré los ojos disfrutando de la música y del como mi cuerpo empezó a sentir la adrenalina del baile, Jess y yo quisimos hacer el famoso twerking pero nos salió de la m****a.
Me había perdido por mucho tiempo estas cosas, bien decía mi papá que me divirtiera pero no tanto, típico de el.
Después de un rato bailando, mi garganta pedía a gritos agua, fuimos a la barra improvisada en una esquina, Jess pidió una cerveza y yo solo agua, no podía beber alcohol. En eso se acerca Natalie.
—Pero si es la becada con la zorrita —rió—, jamás pensé ver a la mojigata de Emma Allen por una fiesta.
—Deja de joder Natalie, ve a buscar a Mitchell o Garrett para meterles la lengua —sonreí de lado.
Ella por supuesto que se molestó, la estaba pasando muy bien y no iba a permitir que me echara a perder la noche. Tomé a Jessie de la mano y fuimos a la pista de baile, está vez estaba sonando She-wolf de Shakira ¡Joder! La mejor canción de la puta vida.
—¡Una loba en el armario! ¡Tiene ganas de salir! ¡Auuuuuu! ¡Deja que se coma el barrio, antes de irse a dormir! —Jess y yo cantamos al unísono mientras gritabamos y bailábamos.
Saqué mi teléfono y me tomé una foto con Jess con las lenguas afuera, luego una lanzando un beso y la otra haciendo una mueca chistosa. Reímos y las fotos las mandé a mis super tres para que las vieran. Empecé a saltar como loca, la verdad la estaba pasando muy bien, hace mucho que no salía a una fiesta, extrañaba hacer estas cosas y lo mejor, era con mi mejor amiga.
Recuerdo cuando ese hombre vino a Chicago a hacer un concierto, Jess y yo gritamos cómo locas cuando vimos a ese hombre, no soy muy fan de los asiáticos pero Jay Park, Wonho, Jeon Jungkook y Winwin son los asiáticos más hermosos que he visto.
Jess y yo nos empezamos a mover al ritmo de la música, mientras ella movía su trasero y yo le daba palmadas. De nuevo mi garganta pedía agua a gritos, fuimos a la barra pero está vez pedí una Sprite, la tomé enseguida y le di mi bolso a Jess.
—¡Ya regreso! —le grité para que pudiera escucharme— ¡No pierdas de vista mi bolso, iré al baño!
—¡Ve rápido! —asentí.
Busqué por un rato el baño hasta que lo conseguí, agradecía infinitamente que no hubiera nadie vomitando o teniendo sexo, entré y pude orinar con tranquilidad, cuando estuve en el lavamanos mi vista se tornó borrosa, me miré en el espejo frunciendo el ceño intentando ver pero no podía, mi cabeza sintió una pequeña punzada, abrí como pude el grifo y me moje las manos y luego la cara pero nada, no funcionaba.
La puerta del baño fue abierta, jure que le había puesto seguro, alguien enorme se postró frente a mi.
—Emma —era Oliver— Emma, debes venir conmigo... Estás en peligro.
En su rostro habían algunos golpes ¿Por que estaba golpeado?
—Tengo que irme... Con Jess.. ella está allá afuera... Tengo sueño Oliver ¿Me llevas con Carlo? El vive en... —sentí mis ojos pesados.
Cuando sentí que iba a caer, el me sostuvo, quería correr pero mi cuerpo no reaccionaba, era más que obvio que me habían drogado.
—Oliver, llévala al auto ahora —escuché otra voz que no alcance a entender de quién era..
—¡No! ¡No voy a dejar que le hagan daño!
—¡Hazlo o tu hija muere! —aquella persona le gritó.
—No... Oliver.. sácame de que aquí por... Por favor —cerré mis ojos perdiéndome en la oscuridad.
Horas después.
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Sentí una enorme punzada en mi cabeza, me removí un poco, me sentía muy incómoda acostada aquí, mis ojos estaban muy pesados pero logré abrirlos tratando de acostumbrarme a la poca luz que había aquí.
Ya abiertos mis ojos por completo, pude ver qué estaba en una especie de cabaña bastante vieja, lucía algo quemada, me removí un poco donde estaba y me di cuenta que estaba acostada en un viejo colchón, me senté como pude ya que mi pierna tenía una cadena algo larga y mis brazos estaban atados a mi espalda. Mi miedo salió a flote cuando frente a mi, estaba Oliver sentado en una silla atado completamente, estaba inconsciente.
—Oliver.. —lo llamé y no respondió— Oliver despierta.
Mis lágrimas no tardaron en aparecer al igual que mi miedo, mi pecho se oprimía debido al lugar en el que estaba.
—Esto no me puede estar pasando a mi —sollocé.
A la cabaña entró una mujer junto con otra, reconocí de inmediato a Tamara quien parecía un robot detrás de la otra mujer, al verla mi miedo se hizo más grande.
Es ella... Dios mío es ella.
La policía que ha estado llevando los casos anteriores... No estaba entendiendo nada ¿Que hace ella aquí? ¿Por que me estaba haciendo esto?
—Veo que despertaste Emma —sonrió.
Esa voz..
Reconozco esa maldita voz, es la misma de la policía que me inmovilizó cuando abusaron de mi aquel día, todo este tiempo fingió su voz para que no pudiera reconocerla.
Se acercó a mi y me tomó del cabello muy fuerte.
—Al fin despiertas maldita bastarda Allen.. —dijo con asco—, vas sufrir ésta noche y creeme que lo voy a disfrutar, voy a vengarme, voy a hacerte pagar muchas cosas...
¿De que estaba hablando está mujer? ¿Venganza? No entendía nada, pero no pienso rogar por mi vida, voy a pelear hasta salir de aquí. Si tengo que matarla lo haré.