Emma:
Me encantaba poder estar con los tres, sin duda alguna.
No me avergonzaba para nada el hecho de que los tres estuviesen conmigo, estaba feliz por primera vez, me sentía plena, respetada, amada y sobretodo protegida. Ellos me daban esa seguridad que no tenía con Tom, ellos me dan esa fuerza y voluntad para volver a ser yo misma.
¿Los amaba? Pues claro que sí, pero aún no me sentía lista para decírselo o demostrárselo, quería seguir así como estábamos, sin tener que poner mis pequeñas inseguridades en medio, por qué si, aún me sentía un poco insegura, no por mi, si no por ellos, por qué había ese cierto miedo que alguno o los tres me fallaran y si eso llegase a suceder, juro por Dios que no me enamoraria de más nadie en muchísimo tiempo.
Aún las palabras de Axel sonaban en mi mente ¿En serio tenía preferencia? Yo no lo veía así, seguramente lo pensó cuando me veía estar más cerca de Mikael, por una parte lo entiendo, yo hubiese reaccionado de igual forma, pero, no tengo ese tipo de preferencia, a los tres los quiero por igual, les doy el cariño por igual, no tengo favoritismo con ninguno.
—Cariño —lo besé— quiero que sepas que te quiero tanto como a Carlo o Mika.
Aún seguía en su regazo.
—Lo se —sonrió.
Dios mío, cómo amo su sonrisa y esos ojos azules que me derriten cada vez que los veo.
Se levantó de la cama conmigo encima, me acomodé enrollando mis piernas en su cintura, caminó por la amplia habitación, y me sentó en una mesa.
Su torso estaba descubierto, mis ojos no se despegaban de el, su pecho, sus abdomen marcado y ese lunar cerca de su ombligo me mataba y aún más la v que se marcaba en su cintura. Sus manos se posaron en su cinturón y se lo quitó, desabrochó su pantalón dejando ver su boxer negro, me encantaba ese color en el, acentuaba su piel blanca.
Su mano entró en su pantalón y acaricio su falo por fuera de la tela mientras lo escuchaba suspirar mi nombre, todo esto lo hacía frente a mis ojos.
Me bajé de la mesa y llegué hasta el, sus ojos conectaron con los míos y sin pensarlo me arrodillé ante el, con mis manos baje sus pantalones hasta dejarlo solo en bóxer, besé su dureza por encima de la tela hasta que mis dedos entraron en la liga de su boxer para bajarlo lentamente, lo hice hasta que su enorme erección salió, lo deje completamente desnudo ante mi y aún sus ojos seguían en contacto con los míos.
Con una de mis manos tomé su miembro y abrí mi boca para introducirlo, cerré mis ojos por un momento disfrutando de su dureza entrando en mi boca, Axel tomó mi cabello y empezó a mover sus caderas para follarme la boca.
—Joder Emma —gimió con los ojos cerrados.
Moví mi cabeza al ritmo de su caderas, cuando sentí que me faltaba el aire lo saqué, para después lamerlo desde la punta hasta el final.
—Que chica tan sexy eres.. —pasó su pulgar por mis labios—, que sexy te vez haciéndome una mamada.
Sonreí de lado y me levanto, con una de sus manos llevó mis brazos a mi espalda y sostuvo mis muñecas con su enorme mano y con la otra me tomó de la mandíbula y me besó.
Sus besos eran salvajes y con deseo, esos besos enviaban corrientes eléctricas por todo mi cuerpo y me hacían estremecer al igual que humedecer. Después de que su lengua jugaba con la mía, mordió mi labio y se separó de mi.
—Hoy has sido una chica mala Emma —sonrió de lado—, voy a castigarte.
Su mano se posó en mi intimidad y la apretó por fuera de mi pantalón, yo cerré los ojos y me mordí el labio aguantando la sensación que me estaba provocando.
—No contengas tus gemidos —susurró en mi oído—, eres libre de gritar todo lo que quieras bonita, ahora serás una niña obediente y te vas a desnudar para mí.
Me soltó de las muñecas y se sentó en sofá que había en la habitación, su erección aún seguía latente, su mano estimulaba su falo de arriba a abajo.
—Desnúdate Emma.
Quité lentamente mi ropa hasta quedar desnuda frente a el, mis pezones me dolían al igual que mi clítoris, quería que el lo tocara, quería que me tocara.
—¿Te has tocado alguna vez?
—No —negué y sentí el calor en mis mejillas.
—Interesante, ahora, súbete a la mesa y abre las piernas.
Sin rechistar lo obedecí, me senté en la mesa dónde me había sentado antes, recargue mis manos sobre la mesa y abrí las piernas colocando mis pies sobre la misma.
—Desde aquí puedo ver tu humedad... joder que hermosa vista —se levantó y llegó hasta mi— ¿Harás lo que te pida Emma?
Tomó mi barbilla alzándola un poco para poder verlo, yo solo pude asentir.
—Quiero que te toques.
Se alejó un poco de mi y miró mi intimidad sin disimulo alguno, se relamió los labios y se lo mordió.
—Pasa tu dedo desde aquí —tomó mi dedo y lo llevó hasta mi entrada húmeda—, y lo vas a subir lentamente hasta aquí —después lo colocó en mi clítoris.
Y así lo hice, pase mi dedo desde mi entrada hasta mi clítoris y me estremecí, ésta era una sensación que no había experimentado antes.
—Haz círculos sobre el Emma.
Cerré mis ojos cuando lo hice, con mi dedo hice círculos en mi clítoris, quería apretar las piernas buscando más fricción pero sabía que Axel no me iba a dejar cerrarlas.
—Mete dos dedos dentro de ti —lo escuché gruñir.
Se estaba masturbando mientras me veía tocarme. Hice lo que me pidió, introduje dos dedos dentro de mi y al hacerlo, gemí muy fuerte y me deje caer sobre la mesa, cerré los ojos mientras estaba disfrutando de esta sensación nueva que estaba experimentando mi cuerpo, jamás me había tocado, ni siquiera lo intente alguna vez, siempre pensaba que eso no podría satisfacerme, pero me equivoqué, me gustaba esto.
—Más duro Emma, date más duro —sus dedos apretaron mis pezones erectos mientras que yo me retorcía de placer.
—¡Axel! —grité su nombre.
Quería tener mi orgasmo, entonces me imaginé a Carlo y a Mikael tocandome o mirándome hacerlo y me masturbe aún más duro, sentí que mi vientre se contrajo y mi intimidad apretó mis dedos para que mi orgasmo llegara. Me retorcí y grité, sentí como mis dedos se humedecían y Axel tomó mi mano me sentó en la mesa y sonrió de lado, paso su lengua por mis dedos y mi mano probando mi orgasmo.
—Deliciosa cómo siempre, pero aún no terminamos Emma.
Me bajó de la mesa y fue por algo a la cama, cuando regresó, traía en sus manos una bufanda, en silencio tomó mis manos y las junto para amarrarlas firmemente, me llevó al sofá y me colocó de rodillas en el y puso mis manos en la cabecera del sofá.
—Voy a azotarte Emma —acarició mi espalda—, deseo azotarte y dejar tu hermoso culo con mis manos marcadas en el.
Cerré los ojos escuchando como su voz se aceleraba y gruñía.
—Hazlo —pedí.
Apretó mi trasero con necesidad y sentí el primer azote sobre mi trasero, di un respingo y gemí, me gustaba esto. Axel me abrió las piernas y metió su mano en mi intimidad para empezar a estimular mi clítoris de nuevo.
—¡Joder Axel! —grité.
—Que boca más sucia Emma, las chicas buenas no dicen groserías.
Volví a gritar cuando le dió dos palmadas a mi vagina y de nuevo otro azote, pero este fue más intenso.
—No soy una chica buena Axel —gruñí.
Tomó mi cabello y lo jaló quedando mi rostro cerca del suyo, me sonrió de lado y su otra mano rodeó mi cuello.
—Entonces ¿Eres una chica mala Emma? —habló cerca de mis labios.
Joder, que Axel me dominara así, me estaba excitando demasiado, quiero saber hasta dónde llegará.
—Soy mala Axel.. muy mala —susurré.
—Joder —gruñó—, me pones duro maldita sea.
—Así cómo lo hago con Carlo y Mikael.
Acercó mi rostro al suyo y apretó la mandíbula haciéndolo ver aún más sexy, sus orejas estaban rojas al igual que su cuello y clavícula.
—No me provoques nena.. Puedo ser muy malo contigo —lamió mis labios.
—Yo también puedo serlo Axel —gemí—, follame ahora.
Se colocó de nuevo detrás de mi y azotó de nuevo mi trasero.
—Eres mía Emma, solo mía.
—No soy de nadie —dije entre dientes.
—Estás equivocada, eres mía bonita.
Me azotó tres veces más hasta que se detuvo, mis nalgas ardían a horrores. Axel me abrió las piernas y entró en mi para empezar a embestirme.
Sus enormes manos se aferraron a mi cintura, mientras seguía azotando mi trasero, sus embestidas eran duras, me pegó de nuevo a él y siguió embistiéndome más y más.
—Joder Emma, eres tan perfecta.. Te amo —besó mi cuello—, me encantas.
Salió de mi y me soltó las manos, me cargó para llevarme al baño, me bajó y me giró para de nuevo entrar en mi mientras el agua de la regadera nos mojaba a los dos.
—¡Si Axel! ¡Más duro! —gemí muy fuerte.
Salió de nuevo de mi y me giró, me cargó para penetrarme, tomó mis manos y las puso encima de mi cabeza, sus embestidas eran cada vez más duras, sus ojos conectaron con los míos y jadeaban con la boca abierta y después apretaba los dientes haciéndolo ver más sexy.
—Sigue Axel.. —cerré los ojos.
—Voy a correrme Emma —gruñió— ¡Joder, me encantas!
Me embistió unas cuantas veces más hasta que se tensó y mi vientre se contrajo, exploté en mi segundo orgasmo y sentí como Axel se corrió dentro de mi, cerró sus ojos y pegó su frente con la mía mientras que seguía jadeando.
—Te amo Emma.. —me miró—, en serio, te amo.
Solo sonreí mientras intentaba recuperarme poco a poco, salió de mi haciéndome jadear de nuevo y nos empezamos a bañar, me ayudó a hacerlo ya que mi cuerpo pedía a gritos la cama.
Después de bañarnos me coloque la bata y empecé a secar mi cabello, fui hasta mis cosas y saqué mis pastillas anticonceptivas, la saqué para tomarla.
—¿Desde cuándo te cuidas? —preguntó suavemente.
—Desde hace unas dos semanas.
—¿Por que no me dijiste nada? Pude haberte acompañado mi amor —me abrazó por detrás.
—No lo ví necesario —me encogí de hombros.
—De igual forma amor, soy tu novio, o bueno, uno de ellos —rió leve—, tenemos que cuidarte entre los tres, solo espero que no te fallen.
—Según la doctora, son buenas, solo no debo saltarme ninguna —asintió—, quería cuidarme, hacerlo con condón no es muy cómodo para mí, no sé siente igual.
—Lo se —rió— pero eso es por método de precaución bonita, cuidarte sobre todo de un embarazo, estas muy chiquita para eso.
Me voltee y lo miré con una ceja alzada.
—¿Chiquita? —reí.
Me cargó estilo princesa y ambos nos acostamos en la cama, el me abrazó y acaricio mi cabello.
—Si ¿Sabes por que lo digo? —negué— porque quiero que disfrutes tu vida bonita, que viajes, conozcas, experimentes y sobretodo termines tu carrera, que seas una mujer exitosa y logres lo que desees, por eso no quiero que seas mamá ahorita.
—¿Y si llegó a quedar embarazada?
—Pues.. tendríamos que asumir la responsabilidad ¿No? —rió— yo deseo ser padre, es algo que quiero desde hace tiempo, pero tampoco puedo forzarte que me des un hijo Emma.. Sería un completo egoísta si hago algo así, porque tú tienes sueños y metas ¿No es así?
—Si.
—¿Lo ves? Sería un hijo de puta si hago algo como eso, además.. No sabemos si de aquí en adelante sigamos juntos.
—¿Por que lo dices? —eso no me gustó.
—Porque hay que ser realistas mi amor, no sabemos si nuestra relación dure o no —me besó la cabeza—, aunque me encantaría estar a tu lado por mucho tiempo ¡Joder, claro que quiero! Que seas mi esposa y la madre de mis hijos, pero eso lo veremos con el tiempo, por ahora, planeo amarte y cuidarte, tu eres una de mis prioridades.
—Lo se —lo miré y le sonreí—, gracias por entenderme Axel, eres maravilloso.
—Tu eres maravillosa, dime ¿Fui muy brusco?
—No —negué riendo—, de hecho me gustó, aunque me duele un poco el trasero.
El soltó una carcajada.
—Lo siento mi amor, quería contenerme pero.. tu me la pones difícil —besó mi frente— ¿Quieres comer algo?
—Si, quiero pasta —sonreí— con una soda.
—Pediré servicio a la habitación entonces —se levantó de la cama—, tengo que llamar al amigo de Mikael para que mañana aliste el avión.
asentí —¿Crees en lo que dijo el hermano de Mikael?
—Para serte sincero, no —negó—, no le creo nada, lo que realmente me preocupa es que el padre de Mikael siga vivo —bufó—, bien dicen que hierba mala nunca muere.
—¿Crees que me busque para hacerme daño?
—No lo sé —suspiró- pero esto hay que hablarlo con tus papás.
Me senté de golpe en la cama e hice una mueca de dolor.
—N-No puedes decirles a mis papás, si se enteran pueden que me pidan que me aleje de Mika y no quiero —me crucé de brazos.
Axel se sentó de nuevo en la cama y me dió un beso.
—No creo que hagan algo así —negó—, tenemos que decirles, pero hay que esperar que el hermano de Mika nos diga si asesinó al viejo, hay que asegurarnos primero ¿Si? No te preocupes por nada ahora, mañana nos iremos a Chicago.
—Esta bien —besó mis labios y fue hasta la sala de la habitación a hacer las llamadas.
Me recosté de lado en la cama y cerré los ojos por un momento, quería pensar que todo esto era una muy mala pesadilla y que despertaría en Chicago escuchando a Mika hacerle bromas a Carlo mientras que Axel y yo nos riamos de ambos
Solo espero que Anton cumpla con lo que dijo, quiero creer que lo que dijo sea cierto y no una trampa para hacerme daño a mi o a mis hombres.
No quiero eso..