Emma:
Todos en la cafetería me miraban como si fuese un bicho raro, lo que hizo Mikael fue algo impulsivo y arriesgado, pero debo admitir que me gustó.
—No puedo creerlo Emma, lo hizo público —Jessie soltó una risita.
—Lo se, tampoco puedo creerlo.. No sabía que lo haría —susurré.
—Pues ya viste —me sonrió—, ahora, vamos al salón a terminar la clase.
Ambas nos fuimos al salón.
Estaba pensando todavía en la reacción de mi mamá cuando Axel se apareció en mi departamento, quería morirme pero sabía que no podía ocultárselo, menos a ella que me conoce tan bien. Mi madre de inmediato amó a Axel, era más que obvio ella lo conocía por qué papá Julian es amigo de su padre, ahora solo espero que a ella le agrade Mikael.
Mi mamá me apoyó desde el inicio con esta relación, lo único que me dijo fue que tuviera cuidado con ellos y que me cuidara. Se que aún desconfía de mi relación con ellos pero al menos me dió el voto de confianza.
Solo espero no arrepentirme de esto..
Realice mis clases normal, todo tranquilo, quería ver a Carlo, lo extrañaba al igual que Axel, a Mikael lo veo todos los días y eso me hace más que feliz.
Yo estaba muy tranquila con ellos a mi lado, a pesar de que nuestra relación estaba empezando, al principio me asusté porque lo ví muy rápido, quizá era cosa mía por no querer estar sola.. En parte es así, yo solo quería que alguien me diera afecto por parte de una relación, en serio que lo mío con Tom me dejó muy mal.
Yo siempre he Sido segura de mi misma y de las decisiones que tomo, pero aquella relación quitó todo eso de mi, ya no me sentía la misma y deseaba que la Emma de antes regresara, quería volver a ser yo misma.
Alejé esos pensamientos y salí del salón de clases junto a Jess, íbamos hablando y riendo de cosas cuando ví a lo lejos a Mika hablando con la secretaria del decano, esta mujer es ruda, vaya que no se rinde, no quiere entender que ella no le gusta.
Mikael se veía demasiado incómodo, pero no quiere ser grosero con ella.
Tengo que serlo yo entonces.
Jess y yo nos acercamos a ellos y le tomé la mano a Mikael, el giro la cabeza para verme y le sonreí, me puse de puntitas para besarlo, luego me separé de él.
—¿Listo guapo? —dije en tono dulce.
—Para ti, siempre —me sonrió.
Miré a la mujer frente a mi y ella me fulminó con la mirada. Lo siento por ella, el es mio.
—Entonces era cierto profesor Voslov.. Está saliendo con —me miró de arriba a abajo—, ella.
—Si, está saliendo conmigo.. Bueno, somos novios para ser específica —respondí.
—No sabía que le gustaban las niñas.. —se cruzó de brazos.
Decidí ignorar por completo el comentario tan tonto que hizo.
—Vamonos guapo —le sonreí pestañeando varias veces.
—Por supuesto que si —miró a la mujer—, nos vemos después señorita Jane.
Me tomó de la mano y nos fuimos hacia la salida, Jess estaba a mi lado hablando por teléfono con Kurt, tal parece que deje de existir porque se adelantó.
—¿Que quieres comer? —me preguntó.
—Quiero ver a Axel y Carlo —asintió—, vamos a la pastelería, no llamo a Carlo porque se que está trabajando.
—Si, ha tenido mucho trabajo desde que abrieron la pizzería —miró al frente—. Jessie está emocionada con Kurt —rió.
—Si, es un buen chico hasta donde ella ha dicho, aún no he tenido la oportunidad de conocerlo bien —me encogí de hombros.
Salimos de la universidad y subimos a su auto, íbamos hacia la pizzería del padre de Carlo. Hable un poco con Mikael sobre sus padres, me contó que no se lleva bien con su papá ya que casi lo obliga a casarse con alguien mayor que el, también me dijo que su hermano hizo fraude en la empresa se su padre en Rusia e intentó culparlo de ello.
—Por eso me vine a vivir aquí —miró el frente—, le pedí a mi padre mi parte de la herencia y me la dió, quise trabajar como profesor porque me gusta enseñar, me distrae.
—Entiendo.
—¿Por qué decidiste estudiar Arquitectura? —me miró de reojo.
—Porque me gusta esa carrera, desde niña me ha gustado —reí—, también para cuando tenga la suficiente edad, tomaré las riendas de la constructora de mis padres.
—Eso suena excelente —sonrió— dime hermosa ¿Cómo era tu relación con Tom?
Suspire, no es sencillo volver a tocar el tema.
—Pues rutinaria supongo —me encogí de hombros—, al inicio de la relación siempre hablábamos, casi siempre de hecho, luego.. estuvimos juntos por primera vez, todo al inicio era bonito, me trataba bien, pero después cambió, ya no llamaba, no iba por mi a la universidad y muy poco me visitaba —hice una pequeña pausa—, tenía sexo conmigo y se iba.
Mientras le contaba como era mi relación con Tom, mi voz se iba apagando, me sentía triste porque aún me dolía la forma que me trató todo este tiempo.
La mano de Mikael tomó la mía mientras el conducía, su dedo pulgar acarició el dorso de mi mano, haciendo que me relaje, me gustaba que hiciera eso, me hacía sentir especial.
—No te sientas mal por eso hermosa, está más que claro que el fue un idiota contigo.. No merece que estés pensando en sus malos tratos hacia ti, ahora nos tienes a nosotros.. Bueno, principalmente a mí —me guiño un ojo.
No pude evitar reírme, Mikael tiene un muy buen sentido del humor.
Poco después llegamos a la pizzería de Carlo, nos acercamos al mostrador donde Mikael hablaba con una chica y después ella de fue.
—Te va a caer bien el señor Nico, es muy buena persona —asentí.
De la cocina salió un señor de al rededor unos cincuenta años o quizá más, era como ver a Carlo pero con el cabello blanco.
—Nico ¿Cómo estás mi viejo?
—Muy bien muchacho —me miró— ¿Y está bella chica quien es?
—Ella es.. Emma, mi novia -me abrazó.
El señor Nico se sorprendió por las palabras de Mikael, fue algo gracioso.
—¿Tu? —lo señaló— ¿Con novia? No juegues conmigo Voslov.
—Ya se que mi reputación con las mujeres no es muy buena, pero al fin encontré a la chica que me loco.
—Esto hay que celebrarlo —empezó a reír.
—Oye —se tocó el pecho—, hablo en serio —me miró y sonrió—, ella es la chica de mis sueños.
—Pues más te vale que la cuides, se ve que es una buena niña —sonrió—, un placer conocerte muchacha, Nico Anttoneti.
—Emma Allen —estrechamos las manos.
—Busquen una mesa, ya llamo a Carlo para que los atienda.
—Claro viejo sabroso —Mikael le lanzó un beso.
—¡Muchacho! ¡Respétame! —lo regañó.
Ambos reímos y fuimos hasta una mesa cerca de la ventana, me senté y el lo hizo frente a mi.
—Conozco a ese viejo desde hace años, recuerdo que fui una vez a italia a pasar la navidad junto a la familia de Carlo —posó los codos sobre la mesa—, me trataron como de la familia, el señor Nico me regaló estás gafas —las señaló— eran baratas, para lo que usaba, pero.. es uno de los regalos que más he atesorado en mi vida, casi cuatro años tienen conmigo.
—Es muy lindo gesto que los uses —tomó mi mano.
—Si —suspiró—, estaba tan acostumbrado a tenerlo todo, dinero y lujos.. Pero jamás el calor de una familia, que alguien me espere al llegar a casa y me abrace, que se siente conmigo a tomar un café... Por eso me volví un mujeriego, quería sentirme el dueño de todo, pero Carlo me ha enseñado con el paso de los años la importancia de la familia y de tener a tu lado a alguien que te quiera por lo que eres y no por lo que tienes.
—Entiendo ¿Sabes? Así como tú eran mis padres —reí—, hasta que conocieron a mi mamá y ellos cambiaron muchísimo, ahora tienen años juntos.
—Si tu eres como tú madre, entonces soy un afortunado —besó mis manos.
Está sensación que me hacía sentir Mikael me gustaba, me sentía tranquila y querida.
Carlo llegó a nuestra mesa con una pizza mediana de maíz con mucho queso -mi favorita- y unos refrescos, luego besó mi mejilla, Dios que hermoso es.
—Hola mi amor, que bonita estás hoy —se sentó a mi lado.
—No la molestes Italiano, viene conmigo —Mikael comía de la pizza.
—No me importa ruso —Mikael rodó los ojos.
—¿Cómo estás hoy, guapo?
—Así —levantó las manos y las tenía lleva de harina— trabajando ¿Que tal te fue?
—Bien —sonreí embobada mirando a Carlo—, feliz de que pronto se termina el semestre, hoy hice un examen y saqué un nueve, mi profesor no me quiso dar el diez.
—Lo siento mi amor, pero tenía que ser imparcial, además tú, Jessie y otros dos chicos más fueron los únicos que sacaron nueve, los demás fueron un desastre.
—Pues que bien que hayas sacado nueve, tengo algo para ti —busco en su delantal y colocó un chocolate cerca de mi rostro—, por ser la mejor estudiante.
Chille cómo niña —¡Dios! No sabes cuánto amo el chocolate, Gracias.
—No hay de que, ahora dame un beso aquí -pico su mejilla.
Reí y le di un beso en la mejilla y otro corto en sus labios.
—Esto mejorará mi noche —sonrió—, debo irme —miró a Mikael—, Axel no podrá venir, me dijo que tiene mucho trabajo, nos vemos después preciosa.
—Adios mi italiano sexy —Mikael le lanzó un beso.
—Idiota —Carlo murmuró.
Carlo se fue a la cocina y empecé a comer la pizza con Mikael.
—Quiero que me digas la verdad ahora Mika —me recargue en la silla y me crucé de brazos.
—¿Que dices? —frunció el ceño.
—No creas que no me di cuenta de la mirada que te dió Carlo, es más que obvio que ocultan algo y tiene que ver con Axel... Así que espero.
El desvío la mirada, era muy malo disimulando las cosas al igual que Carlo, todo esto lo aprendí de mamá cuando descubría que mis papás ocultaban algo.
—Escucha —suspiró—, el domingo se presentó una pequeña situación con Axel.. Joder Emma, no si deba decírtelo —se frustró—, eso es algo que debe hacerlo el.
Cómo soy Emma y a mi nadie me deja con la duda, lo averiguaré por mi cuenta.
—Esta bien —sonreí—, cuando lo vea le pregunto.
Puse mi bolso en mi regazo y saqué mi celular para colocarlo en mi bolsillo junto con un par de billetes, de nuevo lo coloqué en la mesa, no me quedaré con la duda.
—Guapo —me miró mientras comía—, iré al baño, me cuidas mis cosas ¿Si?
—Claro preciosa —me sonrió.
Hice el paro que iba al baño, pero me escabullí hasta salir de la pizzería, cómo esto estaba algo lleno, no podía verme.
Rápidamente tomé un taxi hasta la pastelería de Axel, se que debía esperar el hablara conmigo, pero no pienso quedarme con la duda, tiene que decirme que es esa "situación", no pensaba quedarme sin saber nada, eso es algo que no he podido, siempre de niña abría los regalos de navidad antes de tiempo para saber que había dentro y así siempre he Sido, la curiosidad puede más conmigo.
Pagué y bajé del taxi, mire dentro de la pastelería y ésta no estaba tan llena, cómo pude me escabullí de igual forma hasta la cocina, entré y no ví a Axel por ningún lado.
—Debe estar en su oficina —susurré.
De igual forma, al estilo Loyd Forger, me escabullí de nuevo hasta su oficina, coloqué la mano en la perilla y está giro, cuando abrí la puerta de forma sigilosa me quedé estática mirando la escena frente a mi.
Una mujer estaba encima del regazo de Axel, este estaba con el torso desnudo, ambos se estaban besando.
—Axel.
Ambos se giraron hacia mi y el apartó rápidamente a la mujer y se levantó de la silla, se colocó la camisa rápidamente, mientras que yo sentía una opresión en mi pecho, quería llorar pero no frente a el.
—Emma.. yo.. —levanté la mano para que no hablara.
—Tu nada Axel, lo acabo de ver.. Para mi es más que suficiente.
—Escúchame por favor.
—No —negué mientras reía—, no quiero oírte nada, no quiero oír el típico: "No es lo que parece", "Fue un error" y esas mierdas porque ya me las se de memoria —hice una pausa— ¿Para eso querías estar conmigo? Para burlarte de mi ¿Cierto?
—No Emma —dijo desesperado—, no sé que me pasó.
—Yo si se.. No has superado a tu ex, la misma ex, que te abandonó porque tienes sordera, porque no quería cuidar de un enfermo... Aún sabiendo todo lo que paso entre tu y ella, la recibiste de nuevo, está más que claro que jamás la has dejado de amar.
—Jamás nos hemos dejado de amar —habló la tipa—, lo nuestro es más fuerte que todo... Además de que ambos tenemos un hijo.
Eso me dolió aún más, mire a Axel y este estaba con la cabeza abajo.
—Ya escuché suficiente de esto, bueno —tomé una bocanada de aire— me voy y Axel.. No me detengas, quiero irme tranquila de este sitio, buenas noches.
Apreté las llaves en mis manos junto con mi celular que no paraba de sonar, baje las escaleras que iban hasta la pastelería y caminé hasta la salida, caminé por las calles sin saber que hacer o que pensar.
Me sentía mal, triste y con rabia, pero por mi misma al haber confiado de nuevo en alguien que quizá para el no signifique nada.
Me rei —¿Que esperabas Emma? Lo conoces desde hace una maldita semana ¡Una maldita semana! —alcé la voz.
Dejé que me tocara, que me follara.. Dios que patética soy.
Mi teléfono no paraba de sonar, miré la pantalla y habían llamadas de Carlo, Mika y Jess, justo ahora no quería hablar con nadie. Miré la hora y eran casi las ocho de la noche.
Luego sentí como me taparon la boca y me arrastraron hasta un callejón oscuro. Forcejee cómo pude, pataleé hasta que sentí una navaja en mi cuello.
—Bien hecho fresita —escuché su risa.
—Hagamos esto y vámonos —escuché la voz de otro.
Ambos tenían las caras tapadas, no podía ver quienes eran, luego me tomaron del cabello y me tiraron al suelo uno de ellos se subió encima de mi y rasgó mis ropas.
—No me lastimen por favor.. —sollocé.
—Eso fresita, ruega porque voy a follar ese coño —pasó su lengua por mi cara y cuello haciéndome sentir repulsión.
—¡Basta! ¡Ayuda! —grité.
El sujeto me tapó la boca.
—Hey, déjala en paz, esto no estaba en el plan —dijo el otro asustado.
—Me importa una m****a ¿No la has visto? Mira ese cuerpo, apuesto que tiene un coño precioso, esto será algo extra.
Sabía lo que este tipo me iba a hacer, Dios no quiero terminar así.
Así que como pude forcejee y le arañe la cara haciéndolo sangrar y este me pegó un puñetazo en la cara.
Emma, eres tan estúpida, debiste quedarte en la pizzería, tenías quedarte allá con Mika. Soy una estúpida.
Es mi culpa..
El otro me lo quitó de encima de una patada que le dió.
—¡No la vas a violar! ¡Solo has el trabajo y ya! —le gritó.
El se levantó y se acercó a mi para empezar a patearme el cuerpo, tomó mi cabello y lo estrelló contra el suelo varias veces dejándome aturdida.
Escuché las risas de ambos y del como sus voces se iban alejando hasta que escuché un pitido en mi oído y la sangre salir de mi boca.
¿Voy a terminar así?