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Emily:

Desperté muy temprano, hoy era fin de semana así que iría a visitar a mis padres y a Ethan.

Tomé un bolso pequeño y metí la ropa necesaria para ir, mamá vive a unas cuantas horas de aquí, así que debo irme temprano. 

Desde aquel beso con Julian y Jamie no he dejado de pensar en eso, quisiera poder corresponderles pero no puedo, no quiero arriesgarme en que me suceda lo mismo antes de llegar aquí, no puedo arriesgar mi corazón a quererlos, sería catastrófico y creo que otra ruptura me dolería aún más.

Claro, si es que a lo mío se le pudo llamar ruptura.

Me duche y me coloque mi pantalón Marrón con un suéter largo color negro y botas del mismo color, mi chaqueta color marrón y un gorro, me coloque los lentes de lectura y ya estaba lista para irme, salí hasta afuera encontrándome con Julian ¿Que hace levantado tan temprano?

—¿Emily? ¿A dónde vas? —frunció el ceño.

—Olvide decirles que hoy iría a visitar a mis padres —sonreí —, lo siento.

—No lo sientas —negó — solo ve con cuidado ¿Si? ¿Cuando regresas? —noté ansia en su voz.

—Regreso el lunes —asintió — de igual forma los llamaré cuando llegue.

El se acercó hasta mi, tomó mi mano y le dió un beso a esta.

—Cuidate por favor.

—Lo haré.

Las manos me picaban por querer abrazarlo o darle un beso, pero debía mantenerme al margen con ellos.

Tomé mi pequeño bolso y salí del departamento, baje hasta la entrada y caminé hasta la estación de trenes, al llegar me subí de inmediato y emprendí mi camino hasta el pequeño pueblo donde vivía antes.

(...)

Casi tres horas de viaje hasta que por fin llegué, hace mucho que no venía a este pueblo, todo sigue igual. No me hace nada de gracia venir, pero mis padres vivían aquí así que no hay de otra.

Caminé hasta una panadería y compré pan y dulces para Ethan, luego pase por una tienda a comprarle su cometa, esta era de color azul uno de los colores favoritos de mi hermano.

Caminé hasta la casa de mis padres, algunas personas me saludaban hasta que llegue a casa, toque la puerta dos veces y el que me recibió fue mi padre.

—¡Emily! —me abrazó fuerte —, mi niña..

—Papi, no puedo respirar —ambos reímos.

—Pasa, te ayudo con eso.

Tomó mi pequeño bolso y me hizo entrar a la casa, la verdad extrañaba este pequeño calor, las fotografías en la pared me hacían traer pequeños recuerdos cuando vivía aquí.

—¿Y mamá?

—Está en el súper con Ethan, no quiso que la acompañara ¿Porque no llamaste? Te hubiese pasado a buscar a la estación.

—No quería —me encogí de hombros —, solo quería caminar un poco.

Entrecerró los ojos —Bueno.

Mi relación con mi padre es la mejor, siempre ha Sido sobre protector conmigo y mi hermano, siempre anda con su cara de pocos amigos, pero es la persona más dulce que hay, ama a mi madre desde siempre, algo que me encanta de el, su relación es maravillosa, ambos se aman con tanta intensidad, me gustaría que algún día me amaran y amar tanto como el ama a mi madre.

—Voy a preparar tu chocolate favorito —sonrió.

—Traje pan —su sonrisa se ensanchó.

—Genial, entonces tú y yo vamos a tomarnos una taza de chocolate con ese pan —me abrazó — vamos.

Ambos fuimos hasta la cocina y el empezó a preparar chocolate, poco después apareció mamá con algunas bolsas.

—Hola ma —la abracé.

—Emi, no sabía que vendrías.

—Lo olvidé, lo siento ¿Dónde está Ethan?

—Esta en la sala, se sentó alla a ver la TV.

Sonreí y fui hasta la sala, el estaba sentado en su silla de ruedas viendo la TV, veía sus caricaturas favoritas.

—Hola guapo

—Emi.. viniste —me sonrió felíz— ¡Mami! ¡Emi está aquí en casa!

—Ya mamá sabe —me agaché a su altura— tienes barba —le toqué el rostro — se te ve muy bien.

—Mamá dice que ya soy un hombre —rió un poco —... Pero no lo creo.. aún me gustan las caricaturas —miró la tv.

Y es cierto Ethan tiene diecinueve años pero con su discapacidad tiene la mente de un niño de cinco años, le gusta las caricaturas, dibujar, jugar a los autos, es un niño en el cuerpo de un adulto.

—A mi también me gustan las caricaturas —me sonrió— ¿Vas a dejarte la barba?

—Si —asintió— si la dejaré.. mamá dice que pica cuando me besa la mejilla ¿Es cierto?

Le di un beso en la mejilla.

—Pica solo un poco —sonreí— oye, te traje algo.

Fui por la cometa y los dulces y se los entregué, cómo lo esperaba se había puesto muy feliz.

—¡Mamá! ¡Emi me trajo la cometa! —miraba la cometa con alegría— debo ser agradecido con Emi.. gracias hermana —me dió uno de los dulces.

—Gracias —le di un beso.

Fui de nuevo a la cocina, Ethan no es de muchas palabras, pero cuando habla conmigo lo hace a gusto.

—¿Cómo van sus terapias?

—Hay días buenos como malos Em —ella solto un suspiro—, a veces llora mucho porque le duele y hay veces donde está entusiasmado con sus terapias.

A veces me duele escucharla hablar sobre las terapias de Ethan, por eso es que acepté casarme con los Allen, necesito que mi madre descanse de tantas cosas con Ethan.

—Yo les traje esto.

Busque en mi bolso el sobre con el dinero, en total eran casi veinte mil dólares, es todo lo que he ahorrado por un año y subió más rápido gracias al aumento que me dió el señor Allen.

—Lo he estado ahorrando por un año y unos meses —le entregué el sobre a mamá.

Ella lo abrió y me miró sorprendida.

—Em, esto es mucho dinero hija, no puedo aceptarlo.

—Lo siento mamá pero no lo voy a recibir, hace un año que no los ayudo, este es mi aporte para Ethan, con eso podrás comprarle una silla de ruedas nueva y para sus cosas —sonreí leve—, así que acéptalo mamá, eso sería un respiro para ustedes.

Papá llegó hasta a mi y me abrazó fuerte.

—Tu eres una gran hija mi amor —seguía abrazándome—, mereces mucho.

—Lo hago por ustedes y por Ethan, si puedo aportar algo para su salud, lo haré.

A papá no le gusta que haga este tipo de cosas, pero no puedo permitir que ellos tengan todos los gastos sobre Ethan. Es mi hermano y por el, por mis padres haría lo que sea, así tenga que olvidarme de mi propia felicidad.

Papá preparó el chocolate y nos sentamos a hablar sobre mi trabajo, del como va la salud de Ethan, omití el detalle de que estoy casada con los Allen, se que mis padres jamás aprobarían mi relación con ellos y es que ¡Joder! Son dos hombres en mi vida, papá se escandalizaria y seguramente me odiaria por algo así.

Mamá y yo salimos a caminar un poco, fuimos a una tienda para comprarle más dulces a Ethan, el ama los chocolates y las gomitas.

—¿Hay alguien en tu vida? —me sonrió.

Su pregunta me tomó por sorpresa.

—No mami, no hay nadie en mi vida —le mentí.

—No te creo nada Em, eres pésima mintiendo —rió—, recuerda que soy tu madre.

A veces odio que me conozca tan bien.

—Pues si mamá hay alguien.. pero es complicado —hice una mueca.

—¿Complicado?

—Si mamá... Es que.. somos distintos ¿Sabes? Es un hombre de mundo, acostumbrado a los lujos y yo.. solo soy de un pueblo además de ser una secretaria.

—¿Y crees que no eres digna de el? O ¿Temes a qué te rompa el corazón?

—Ambas cosas —mire a otro lado.

No puedo decirle que son dos hombres a los cuales me atraen, no puedo decirle.

—Pues entonces el problema sería de el, Emily eres una chica hermosa, inteligente, trabajadora ¿Que hombre no le gustaría tenerte como pareja? No le temas a abrirle tu corazón a ese hombre, solo arriésgate un poco ¿Si? No hay nada que más desee que tú felicidad y la de Ethan.

Temo darles una oportunidad y que me fallen, no puedo. Me han pasado cosas de las que me siento sucia, simplemente no puedo meterme con otro hombre. 

Mamá fue al pasillo de las medicinas, Ethan necesitaba algunas.

—Miren quien está por aquí —escuché alguien detrás de mi.

Voltee y ahí estaba el, Andy, el chico que me hizo sufrir hace mucho tiempo y el motivo por el cual me fui de este pueblo.

Su sonrisa burlona me daba asco, al igual que su mirada recorriéndome de arriba a abajo.

—Andy —solo eso pude decir.

—Me recuerdas marroncita—sonrió de lado—, veo que has cambiado mucho desde la última vez que te ví, eso fue hace mucho ¿Lo recuerdas?

El se acercó a mi y yo retrocedí, mis ojos no se apartaban de los suyos, seguía siendo el mismo imbécil que me hizo tanto daño esa noche, seguía teniéndole miedo, miedo a que me lastimara de nuevo.

—Yo si deseo recordar aquella noche donde podía escuchar tus gritos y sollozos —se relamió los labios mientras me susurraba— ¿Estarás mucho tiempo aquí?

No quería responderle, solo quería irme de aquí, no quería verlo ni escucharlo, así que reaccioné y fui hasta donde mamá, ella pagó y rápidamente salimos de la tienda, caminamos un poco rápido y llegamos a casa. Creí que Andy estaría lejos de aqui. 

—Em ¿Estás bien? Estás algo pálida hija —papá tocó mi mejilla— y fría.

—Solo estoy cansada papi, ya es tarde, me iré a dormir, buenas noches —le di un beso a el y a mamá.

Subí a mi habitación y me encerré en ella, me cambié la ropa, me coloque la pijama y me tire a la cama a llorar, hace tiempo no me sentía tan asustada, no sabía que el estaría aquí, creí que después de hacerme lo que me hizo, se iría demasiado lejos de aquí y que no lo volvería a ver. 

No de nuevo...

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