CAMILLE ASHFORD
Salí del cuarto con los ojos enrojecidos, pero sin ninguna lágrima, mientras que mi corazón latía desesperado y mi mente iba a mil revoluciones por minuto. Lo que me había dicho Andy se había clavado en el centro de mi cerebro y no dejaba de escucharla. Había cometido un error y ahora sabía cuál era la urgencia de Lucien por casarse conmigo. Quería todo lo que yo había adquirido, era más que obvio, pero… ¿por qué?
Bajé las escaleras lentamente, Andy se quedó en el barandal, viendo todo como una espectadora más. Lista para correr hacia Damián o hacia los niños, todo dependía de lo que ocurriera.
Ya no había miedo dentro de mí, solo determinación y parecía que Lucien se dio cuenta en cuanto volteó hacia mí y notó que mis manos ya no temblaban.
—No voy a dejar que te vayas de esta casa… —susurró Damián con firmeza.
—Es mi esposa —contestó Lucien levantando una ceja y con una sonrisa que parecía augurar su victoria.
—Es mi hermana… —refunfuñó Damián y se acercó un pas