DAMIÁN ASHFORD
La noche había caído en un manto de tranquilidad sobre el «chalet» después de lo que había ocurrido con Sophie, pero mi interior era cualquier cosa menos sereno. Andy servía el vino con aparente tranquilidad, sus nudillos estaban enrojecidos y su semblante era tranquilo, pero por dentro tenía miedo de que las palabras de esa abogada hubieran fracturado lo que tanto me había costado comenzar a forjar con Andy. Necesitaba aclarar lo que había pasado con Sophie, pero más que eso, necesitaba que ella supiera lo que significaba para mí.
Con una sonrisa, Andy me ofreció una copa y caminó hacia el sofá frente a la chimenea. Se veía hermosa en la penumbra y me negaba a perderla solo por una cuestión del pasado. Tomé la botella, decidiendo que nece