ANDY DAVIS
Me quedé estática viéndolo irse, sin explicaciones ni intenciones de justificarse. Parecía que solo había venido a golpear a Bastián. De pronto sentí un par de manos cálidas sobre mis hombros, era Bastián que parecía sentir lástima por mí. Me dirigió al interior del departamento y me sentó sobre el cómodo sofá.
—¿Por qué saliste así? —preguntó viendo mi sábana y resoplé mientras mi párpado inferior temblaba—. La gente va a pensar que nos interrumpieron teniendo intimidad.
De inmediato me avergoncé y desvié la mirada.
—Con que ambos sepamos que no pasa nada entre nosotros, su