MOLLY DAVIS
—Molly… —susurró Alexei, pero no fue suficiente para que desviara la mirada de Lucien. Me estaba ahogando con el odio y el miedo que se mezclaban en mi interior. Apreté con fuerza los puños y di un paso hacia él, entre más cerca, más difícil sería que pudiera apuntarle a Alexei—. Escúchame…
Alexei me tomó de la muñeca, pero de inmediato me solté con un jalón.
—¡No! —le grité casi en la cara a Lucien, sintiéndome como una idiota por no poder dejar de llorar—. Él no mató a Anna. Él no fue.
Los ojos de Lucien se abrieron de par en par y su rostro enrojeció de ira. Me tomó por el cuello, pero no apretó su mano, aunque no me cabía duda de que eso era lo que quería.
—Mentirosa… —siseó con los dientes tan apretados que parecía que se le iban a fracturar—. ¡Lo que eres capaz de decir para salvarlo!
—¡Suéltala! —rugió a mis espaldas Alexei y con una energía que no era propia de un hombre herido se le lanzó encima a Lucien.
Caí a un costado, a los pies de Damián que de inmediato