MOLLY DAVIS
De pronto Alexei ya no era el mismo. Ya no se quedaba a mi lado, me dejaba todo el día encerrada en el cuarto. Ya no me hablaba de la misma manera ni me veía con tanta dulzura. Eran pequeños gestos que pesaban como plomo en mi corazón. Cada vez más distante. Cada vez más desinteresado. Pero manteniéndose cordial y caballeroso. entregándome él mismo la comida. Acompañándome solo cuando era necesario.
Entonces una idea me cruzó por la cabeza: ¿Ya no me quería?
¡Vaya perdida de tiempo pensar en eso cuando mi hermana estaba muriendo en algún cuarto de la casa! Sabía que lo importante era ella, pero eso no significaba que el desamor no me estorbara ni exigiera mi atención.