MOLLY DAVIS
Alexei me arrastró de regreso a la habitación, sin ni siquiera mirarme. Cuando llegamos, me arrojó sobre la cama antes de comenzar a inspeccionar el pomo de la puerta, averiguando cómo había podido escapar, mientras yo me quedaba petrificada sobre el colchón, intentando pensar.
—Deberías de estar feliz —dijo sin siquiera voltear a verme—. Tu hermana será enviada a un hospital. Ahí la atenderán como se debe.
—Y supongo que tú también estás feliz… pronto vas a enviudar —susurré casi sin aliento. El nudo en mi pecho presionaba con fuerza y no me dejaba ni respirar. Entonces Alexei se levantó, sacudiéndose las manos con apatía, ignorándome por completo.
—No vuelvas a salir de esta habitación si yo no te lo permito, ¿entendido? —preguntó tranquilamente. Con una línea recta en sus labios y una ceja arqueada.
—¿Es en serio? —pregunté sentándome en el borde de la cama, intentando comprender más con el corazón, que con la cabeza—. Cuando supe lo de Anna, pensé que… solo tenía t