MINDY MILLER
Como si fuera algo secundario, saqué las fotografías y los informes que el detective me había entregado. Los deslicé sobre la mesa frente a la señora Ashford. Vi su expresión cambiar de la felicidad absoluta a la confusión y luego al horror.
—Damián está con esa mujer —le dije con voz melancólica—. Y ella no está sola. No solo regresó con los niños… también tiene a otro hombre a su lado.
Los ojos de la señora Ashford se entrecerraron. Lo supe en ese instante. Había sembrado la duda. Ahora, solo tenía que esperar a que germinara en odio.
Damián era mío. Y no iba a dejar que nadie me lo arrebatara.