CAMILLE ASHFORD
—Sácalo todo… —agregó Lucien acercándose a un Damián cansado y arrepentido—. Golpéame hasta que ya no puedas más. Porque vienen cosas peores.
La mirada de Damián se levantó, por fin encontrándose con los ojos de Lucien que parecían serenos pese a la golpiza que había recibido.
—Es más fácil lidiar con un muerto que con un lisiado —susurró con tono frío pero determinado—. Golpeaste al dueño de la firma Carpentier. ¿Crees que te saldrá barato? Ahora tendrás que ser el doble de inteligente y a veces la rabia no nos deja pensar.
Lucien dio un paso más hacia Damián, con los brazos abiertos, invitándolo a continuar con la barbarie.
Rechinando los dientes y concentrando todo su odio, Damián volvió a golpearlo, esta vez en la boca del estómago. El impacto fue tan grande que pude ver el cuerpo de Lucien vibrar, pero no caer, así como el brazo de Damián temblaba por la fuerza que había imprimido.
—No necesito consejos de un hijo de puta como tú —siseó mi hermano retrocedien