Alexander 💥

No había duda: estaba ansioso por ver a esa chaparrita. Su rostro quedó grabado en mi mente, más aún con la fotografía que le tomé. ¿Qué demonios estaba haciendo siendo tan meticuloso, deseándola de esa forma? Si solo la había visto una vez... Pero ahí estaba ella, en mi cabeza, con su aroma, su forma de ser en ese momento, y aquella vez que me la encontré en el vestíbulo. Todo en ella me atrapó, más al tener esa intimidad, necesitaba verla de nuevo. Quizás estoy siendo demasiado exagerado, pero necesito comprobar si esto que siento es puro deseo carnal o una maldita obsesión.

Al llegar a la dirección que me dio, estacioné mi auto último modelo, un rojo vino que siempre llamaba la atención. Bajé del coche y, antes de avanzar, decidí llamarla. Al primer pitido respondió:

—Ya estoy aquí esperándote, estoy en la entrada.

—Perfecto, dame unos cinco minutos, ya llego por allá.

—Ok, te espero —dije y colgó.

Entré a su contacto en WhatsApp. Su foto era de una gata. Maldició