Alexander
Me encontraba besando a mi amor con intensidad, disfrutando del momento, cuando ella se separó suavemente y dijo con una sonrisa:
—Espera, necesito darme una ducha. Y tú también —agregó, mirándome con picardía.
—Claro que sí, pero primero iré a ver a mi madre. Ya vuelvo en un rato.
—Okay, mi amor —respondió, acariciándome la mejilla antes de desaparecer en el baño.
Salí de la habitación y me dirigí al cuarto de mi madre. Al entrar, encontré a Sarah junto con Alexandra y Natalia. Mi madre, al verme, me recibió con una sonrisa tierna y extendió los brazos.
—¡Mi querido niño! Ya has vuelto de la escuela —dijo con cariño.
Me acerqué y le di un beso en la frente.
—Sí, madre, ya he regresado.
—Y mira, reprendí a Alexandra porque no fue a la escuela. No puede darse el lujo de perder clases. —Sonríe pero en ese momento un nudo se formó en la garganta.
—Entonces debemos ponerla a estudiar en la casa.
Mi madre suspiró, mientras Alexandra bufaba con fastidio.
—No te preocupes