Suspiro con algo de incomodidad. Estoy aquí en este gran penthouse sola y no recibí en ningún momento un mensaje o llamada más que de mi mamá.
Trabajé mucho en la propuesta, y eso me ayudó a no sentirme tan aburrida, pero necesito un descanso.
Prepararé algo de comer antes de que Leo regrese. Quiero que pruebe mi comida.
Al detenerme frente a un espejo levanto la camiseta que llevo puesta.
Mis ojos se quedan fijos en mi vientre bajo mientras pasó la mano con suavidad.
Un bulto apenas perceptible comenzaba a notarse.
—Así que ya estás creciendo...— sonrío un poco, acariciando la piel con ternura.
—¿serás un niño o una niña? Supongo que, seas lo que sea... te voy a querer igual—
Salgo de la habitación directo a la cocina tan limpia y moderna con su inconfundible aroma a madera.
Preparo algunas cosas básica, nada que me haga perder mucho tiempo.
Mientras pelo unas patatas, cruzo una pierna sobre la otra, un gesto inconsciente que suelo hacer cuando estoy concentrada.
Pero, de