DIMITRI
“Necesitas calmarte, ya has matado a cuatro personas,” Rafaele le grita, pero a pesar de sus palabras, sus manos están apretadas y su cuerpo vibra con intención letal. No soy el único que está luchando con la desaparición de nuestra chica.
Mi pequeña ave.
Mía.
Y se la llevaron.
Pintaré este pueblo de rojo. Mataré a todos en él y usaré su piel para encontrarla. ¡Ella es mía!
“Se lo tenían merecido.” Me encojo de hombros, limpiando la sangre de mis manos.
“¿Ese último tipo?” se burla, y lo miro con una sonrisa que lo hace hacer una mueca. “D…” Suspira. “Él solo preguntó qué podía hacer para ayudar.”
“No me gustó su actitud.” Resoplo, y siento que me está mirando.
“La recuperaremos, D, pero tienes que aguantar, ¿está bien?”
“La recuperaremos.” Asiento con calma y luego lo miro de nuevo, sonriendo. “Voy a arrancar sus corazones de sus pechos y dárselos a ella.”
“Eso es… el espíritu.” Se ríe entre dientes. “Los malditos idiotas no saben lo que han desatado.”
“Tú sí que hablas.” Son