Capítulo 83.
Harper afianzó su pie en la silla en la que ahora debía moverse, siendo empujada por el hombre que la ayudaba, sin permitirle apoyar el pie lastimado, porque así lo había dictado el médico. Ken realmente detestaba estar entre la guardia real de nuevo, aún así avanzó por el amplio pasillo del lujoso penthouse, ubicado en una de las torres más exclusivas de la ciudad.
Las obras de arte impresionistas adornaban las paredes y las alfombras persas silenciaban sus pasos a medida que avanzaban. A su alrededor, los detalles de mármol y los candelabros de cristal destellaban bajo la luz suave y cálida que iluminaba la estancia. Una decoración elegida por la Duquesa que sabía cómo complacer al esposo y mostrar a su hija lo que tenía que esperaría de ella.
—El Duque me espera— señaló Harper con auténtica cortesía, mostrando su identificación, cómo era el protocolo. Frente a ella, dos imponentes puertas de madera tallada custodiaban la sala principal.
—Permítame verificar— uno de los dos gua