Capítulo 49.
Estar con el enemigo a solo centímetros era un riesgo. Sentir la fragancia de su cabello y el aroma a jazmín que desprendía era incluso más peligroso.
Mateo trataba de no verla. Harper de no inhalar tanto lo que llenaba ese lugar. Dos masoquistas que sabían cuánto los torturaba su cercanía, pero continuaban jugando a poder controlarlo.
El mafioso giró el volante, en tanto esa presión en sus pantalones creció considerablemente. Observó la hora en su reloj, dándose cuenta de que tenía alrededor de cuarenta y ocho horas sin poder dormir. Se detuvo frente al semáforo y tecleó un mensaje para que Beagle se hiciera cargo de Horus y alimentara a Scar. Él llegaría a dormir y no podía descuidarlos. Por lo que este optó por dar la vuelta.
Continuó el camino, viendo a Harper mover los dedos con impaciencia. Movía una de sus manos en su cuello y veía por la ventanilla en todo momento.
—¿Qué te tiene nerviosa? —increpó.
La pelirroja negó sin verlo aún, pues habían muchas cosas que la tenía