Capítulo 21.
El problema que ahora enfrentaba estaba causando que la molestia en su entrepierna fuera aún más insoportable. Las horas continuaban y Aegis no era suficiente distracción para Mateo, aún cuándo había tanto por resolver. Su mente no funcionaba como debía hacerlo, sus manos se negaban a trabajar, logrando que la frustración sólo incrementara.
Tenía que trabajar esos días sin pensar en nada más porque su madre quería espacio para su dichoso cumpleaños el fin del mes, pero no lograba concentrarse.
Era una mujer desnuda simplemente, él no era un adolescente conociendo su sexualidad para estar así. La hoja en blanco con simples garabatos y ninguna forma fue lanzada a la basura. Pasó la mano sobre el pantalón, dejando caer la cabeza en el espaldar de la silla, sus ojos se cerraron y la tortura regresó.
La imagen de ambos frente al espejo. Ese cuerpo desnudo, las hebras goteando por su abdomen delicado y esos ojos violeta echando chispas contra él. Su mano se movió por su longitud con le