Capítulo 192.
La construcción dejaba sin aliento al verla desde esa distancia. La impresión los dejaba con los ojos inyectados de euforia y el estómago hundido. Decirle hermoso a algo tan grandioso era quedarse corto.
El castillo de Highclere daba para que todos sintieran que habían sido transportados en el tiempo a una época en la cuál los reyes aún se movían entre esos corredores oscuros y las lámparas de cristal. Cada torre, cada ventana apuntada, parecía alzarse hacia el cielo con la misma arrogancia con la que un trono reclamaba a su dueño.
Si les sorprendió saber dónde sería la boda, al verlo entendieron a Harper perfectamente. Cualquiera querría tener al menos el mínimo recuerdo en ese lugar y ella, había elegido uno de los más importantes.
Los jardines, tan perfectamente recortados, se extendían hacia un horizonte que parecía no tener fin, pero aún así, ninguna mirada podía despegarse de las paredes de piedra esculpidas, las molduras que parecían dientes afilados peligrosamente y las vidri