Capítulo 130.
En Duncannon las llamaradas cobraron vida, elevándose por toda la carretera entre autos, extendiéndose hacia los árboles de la banqueta que habían bañado en combustible.
El calor abrasador y el olor acre del fuego llenaban el aire. Las t***s de las alcantarillas se levantaron con la presión, causando estruendosos estallidos que resonaban como un apocalipsis, haciendo temblar el suelo y llenando de miedo a quienes se refugiaban en escondites. El ruido ensordecedor de las explosiones era casi insoportable, reverberando en los oídos de los presentes.
La calle Adelaide se convirtió en un campo de batalla sangriento. Parte de la gente que iba con Mateo fue acribillada, siendo los gritos de dolor y la visión de cuerpos heridos los que llenaban el ambiente. Harper corrió hacia el edificio que por fin tenía ante ella, con sus pisadas resonando en el pavimento mientras su corazón latía con fuerza. Su amigo cargaba su arma; el sonido metálico de los cartuchos cayendo al suelo eran una constan