La vergüenza me invade por cómo me está hablando y yo me marcho lejos del hombre que parece incitarme con su cuerpo. Por fortuna, no soy una loba que cede fácilmente. Aunque si debo reconocer que he tenido una muy buena vista.
— Déjeme acompañarla si gusta, señora. Usted no conoce el territorio y lo que menos deseo es que se pierda o algo malo le suceda. — dice una de las chicas y yo dudo.— ¿Segura que es por eso y no porque quiere mantenerme vigilada? — pregunto y ella niega entrando en pánico de inmediato.— ¡C-claro no! Nadie tiene porque estar vigilándola. Solo queremos protegerla, porque es nuestra loba más importante.Oh, basta. Estas lobas van a acabar con mi corazón, ¿Cómo es que pueden decir unas palabras tan bonitas en alguien que no ha tenido un lugar a donde llegar? ¿Acaso no son conscientes del efecto que causan