Capítulo 20. Un regalo envenenado
Capítulo 20. Un regalo envenenado.
narrador omnisciente:
El día después del baile, el castillo amaneció más silencioso de lo habitual. Los sirvientes recogían los restos de la fiesta, retiraban copas olvidadas en los pasillos y limpiaban las huellas de los invitados que habían pasado la noche entre risas, música y conversaciones interminables. Los jóvenes de la familia también estaban agotados. Elías se había levantado temprano, fiel a su costumbre, pero Clara seguía durmiendo después de la conmoción de la noche anterior y Hugo apenas había salido de su habitación.
Luz, en cambio, se encontraba en el patio interior, respirando aire fresco. La tensión con Hugo durante el baile todavía le pesaba en la mente. Él se había mostrado irritable, envidioso, y aunque lo entendía, la situación no había sido fácil para ninguno.
A media mañana, la rutina del castillo se vio interrumpida. A través de la entrada principal llegó un carro de reparto, escoltado por dos hombres vestidos con rop