Capítulo 100.
Capítulo 100.
Cuando crucé el último control fronterizo, sentí un nudo en el estómago. No por miedo, sino por todo lo que significaba estar de vuelta. El paisaje había cambiado, pero no tanto como yo. El Norte seguía teniendo esos árboles altos que parecían tocar el cielo, el aire olía a madera y a nieve. Pero esta vez no venía huyendo. Esta vez elegí venir.
Hugo dormía en su asiento con la boca entreabierta y el peluche de la oreja rota pegado a la mejilla. A veces hacía un ruidito mientras respiraba. Me obligué a no llorar. Me recordé que tenía que mantenerme firme. Este viaje era por él. Por nosotros.
Cuando el coche se detuvo frente al portón del castillo, bajé y respiré hondo. No tenía idea de quién vendría a recibirme. Dudaba que fuera Calen. Aunque había enviado una carta breve antes de partir, no me había asegurado de que la recibiera.
No hicieron falta más de dos minutos. Apenas el guardia anunció mi llegada, escuché un grito que reconocí al instante.
—¡Every!
Volteé ju