Capítulo 101.
Capítulo 101.
El día transcurrió como un borrón entre conversaciones cruzadas, abrazos sinceros y miradas cargadas de nostalgia. Grettel y Erika se turnaban para estar conmigo, como si temieran que al quedarse solas, yo volviera a desaparecer. Hugo había conquistado a todos con su sonrisa tímida y su forma de aferrarse a su peluche como si fuera un trozo de casa.
Pero había algo que no podía dejar de pensar. Algo que me punzaba en el pecho desde que puse un pie en el castillo. Algo que no se nombró, pero que flotaba en el aire como una nube espesa: Natalia.
No la había visto. Nadie la había mencionado. Era como si la hubieran borrado de la historia. Y sin embargo, su sombra seguía ahí, pegada a las paredes, a los recuerdos, al pasado que tanto costaba soltar.
Esa noche, cuando Hugo ya dormía —con los dedos aferrados a mi blusa y la respiración profunda y tranquila—, me levanté sin hacer ruido. Caminé por los pasillos en penumbra hasta llegar al despacho de Calen. No había llamado