El día tan esperado por Grecia y Luis Fernando había llegado. En la corte, la sala estaba cargada de mucha tensión. El ambiente del tribunal era frío y austero, lo que aumentaba el nerviosismo de los implicados. Al rededor se escuchaba los murmullos de las personas que iban llegando y tomaban sus asientos, cada uno con su propia carga emocional.
Mónica y Mercedes estaban sentadas juntas, con las manos entrelazadas, reflejando la ansiedad que ambas sentían. Por su parte, Grecia y Luis Fernando se encontraban al lado de su abogado, el licenciado Burgos, quien revisaba sus documentos, preparado para cualquier eventualidad. Sus miradas se cruzaban de vez en cuando, intercambiando silenciosos gestos de aliento. La incertidumbre los envolvía; sabían que el futuro de sus hijos dependía de lo que el juez decidiera en ese momento.
En el extremo opuesto de la sala, se encontraba Guillermo, sentado junto a Monserrat, ella lo acompañaba para apoyarlo emocionalmente, pero en el fondo estaba a fav