La situación en la empresa Ripoll mejoraba cada día. Mercedes, a pesar de su poca experiencia, estaba haciendo un trabajo excepcional. Su dedicación y habilidades de liderazgo la habían llevado a convertirse en una figura clave en la organización. Siempre mantenía una comunicación constante con Grecia y Guillermo, y se sentía profundamente satisfecha al ver que Guillermo, finalmente, había logrado superar su enfermedad.
Como presidenta actual de la empresa, Mercedes estaba llevando a cabo el manejo de la misma con una responsabilidad admirable. Cada decisión que tomaba estaba pensada cuidadosamente, y su enfoque estratégico estaba dando frutos. Sin embargo, había un acuerdo previo que pesaba sobre sus hombros: el vencimiento de la hipoteca de los Ripoll. A pesar de que estaba dispuesta a cumplir con el acuerdo que firmó al momento de comprar las acciones, hubo algo que sucedió que la hizo retractarse de proceder embargar la mansión.
Meses atrás, Guillermo le había solicitado que