Monserrat, sintiéndose un poco más fuerte después de la cesárea, decidió que antes de regresar a su habitación, quería ir a ver a Grecia, que estaba a solo unas pocas habitaciones de la suya. Con una mezcla de nervios y emoción, le pidió a Guillermo que la llevara a visitarla. Tenía muchas ganas de conocer a su nuevo sobrino y, además, quería preguntarle a Grecia y a Luis Fernando si aceptarían ser los padrinos de sus trillizos.
Al entrar en la habitación, Guillermo empujaba la silla de ruedas de Monserrat con mucho cuidado, asegurándose de que estuviera cómoda. Su corazón latía con fuerza ante la idea de compartir esa noticia tan especial. Era un momento que simbolizaba un nuevo comienzo, especialmente después de la difícil situación que habían atravesado todos.
—¡Qué sorpresa tan linda! —exclamó Grecia, con una sonrisa radiante—. Después de esa cesárea tan complicada, no me imaginé que ibas a salir tan pronto de la habitación.
Luis Fernando, que estaba a su lado, asintió con l