Guillermo y Monserrat se miraban intensamente, sus corazones latían acelerados. El ambiente se tornaba perfecto, aunque todo había sido completamente improvisado, y la conexión que sentían entre ellos se volvía cada vez más fuerte, tenia los sentimientos a flor de piel.
Guillermo se acercó aún más a Monserrat, sus manos recorrían su piel mojada, hasta que finalmente encontraron su cintura. Monserrat, sintiendo la electricidad del momento, se aferró a su cuello con una mezcla de deseo y vulnerabilidad. Sus labios se unieron en un beso suave, pero pronto la pasión comenzó a crecer descontroladamente. Los besos se volvieron más profundos y urgentes, llenos de un deseo ardiente que había estado latente desde el primer día que se conocieron.
Con cada caricia, Guillermo exploraba la piel de Monserrat, sintiendo la suavidad de su cuerpo bajo el agua. Sus manos se deslizaron con delicadeza hacia su cintura, recorriendo su espalda y caderas, mientras ella respondía a cada toque con un suave s