78. La guerra ha empezado
Catalina
No sé en qué momento exacto se me rompe la respiración, pero sé que ocurre cuando veo esa imagen. La recibo como si fuera cualquier mensaje, uno más entre tantos, pero no lo es. La miniatura es pequeña, borrosa, pero mi corazón lo reconoce al instante.
Samuel. Mi hijo. Dormido en su cama.
Pero la foto no es mía. No la he tomado yo.
Y lo peor… lo peor es que está capturada desde el ángulo exacto del marco de la puerta de su habitación. Desde adentro. Desde nuestra casa.
—¡Dios mío! —grito, dejando caer el celular.
El sonido alerta a Samuel, que está en el salón, jugando. Me ve con ojos grandes y asustados, pero yo no puedo fingir tranquilidad esta vez. El nudo en el pecho me está ahogando.
—¿Nani?
No puedo contestar. Mis manos tiemblan cuando recojo el teléfono del suelo. Quiero llamar a Gabriel, a Iván, a la policía, al ejército si es necesario.
—¡Nani! ¿Qué pasa?
—Shhh, cariño. Ven aquí —lo abrazo tan fuerte que siento que podría fundirlo conmigo.
Marco el número de emergenc