Capítulo 26 – El esposo perfecto.
La música se fue volviendo más animada a medida que la noche avanzaba. Las risas llenaban el aire, las copas tintineaban y yo sentía que, pese a estar rodeada de decenas de personas, todo se reducía a la mano cálida de Alex apretando la mía.
En un momento, una conocida se acercó a saludarme con entusiasmo. Alex sonrió con cortesía, pero no me soltó. Yo intenté apartar suavemente mis dedos para corresponder al abrazo de ella, y fue casi gracioso descubrir que él se las ingenió para seguir aferrado, entrelazando su brazo con el mío como si la idea de separarse fuera inconcebible.
—Nunca te había visto tan sociable —bromeó mi amiga cuando se despidió, lanzando una mirada curiosa hacia él.
Yo reí, aunque por dentro me preguntaba lo mismo. Alex nunca había sido el más entusiasta en reuniones sociales; era amable, sí, pero reservado. Esta noche había algo distinto en su forma de estar conmigo, una especie de intensidad que me confundía entre ternura y extrañeza.
Me incliné hacia su oído mie