Marta pasó casi una hora frente al guardarropas, corriendo fe un lado al otro, la hilera de vestidos que colgaban dentro del ropero. Sacaba y metía atuendos, tratando de elegir algo que la hiciera verse hermosa, sensual pero sin exagerar.
Finalmente eligió un vestido sencillo de color vino, cuello en V y falda plisada que realzaban su busto y caderas y disimulaban ligeramente su vientre bajo. Se miró en el espejo, se acomodó el cabello con las manos y respiró hondo, intentando calmar la ansiedad y emoción que le provocaba la idea de su segundo encuentro con Marcos.
Antes de salir de su habitación, tomó el bolso y revisó el móvil, enviándole el mensaje que le confirmaba que ya estaba lista, esperando por él.
Mientras tanto, en su oficina, Marcos no dejaba de mirar la pantalla del teléfono. Cada vez que lo sentía sonar, lo tomaba ansioso y revisaba constantemente a cada minuto que pasaba sin una nueva notificación. Se sentaba y levantaba de su sillón, una y otra vez. Luego caminaba d