Capítulo 34
La angustia le quemaba el pecho y no recordaba cómo había llegado al hospital sin hacerse daño. Le sorprendía el hecho de haberse mantenido en pie mientras conducía.
Sofía tenía la garganta reseca por la angustia, además del corazón palpitando fuera de control y las manos temblorosas. Solo un pensamiento atravesaba su mente con la fuerza de una tormenta y eso era que April estaba enferma. Antes de irse de casa ella la dejó sana y la vio reír al despedirse. Además, su hija antes de dormir abrazo a su hermano con mucha fuerza y ella les dejo su beso de buenas noches con la promesa de que volvería pronto, que no tardaría ¿Cómo era posible que ahora estuviera en urgencias y enferma?
— Buenas noches ¿April Sánchez? — preguntó Sofía apenas cruzó la recepción, sin preocuparse por lo agitada que estaba ni por su ropa desarreglada — Es una niña de siete años, fue traída aquí con una fiebre muy alta.
La recepcionista la miró con preocupación, percibiendo el nerviosismo en su tono.