April salió de la oficina de Edward Snowden con una inmensa sonrisa en el rostro, luchando por no soltar una estruendosa carcajada. Él solo pensar en su jefe, que era todo un don Juan, de pronto casado, le hacía querer reír hasta que las costillas le dolieran.
Desde que egresó de la universidad, los Snowden le dieron la posibilidad de trabajar como la asistente de Edward en la productora. Desde ese entonces, no solo fueron colegas, además surgió un gran amistad. La joven se dejó caer en su silla, recordando aquellos días.
Años antes...
Abril estaba demasiado nerviosa, los Snowden le habían insistido en que se presentará a la entrevista para el puesto de asistente ejecutiva, en un comienzo se había negado, pero el patriarca de la familia le había asegurado que si le daban el puesto era como una recompensa a su arduo trabajo académico. Y ahí estaba ahora, frente al encargado de personal.
—Señorita April, permítame felicitarla por su nuevo cargo dentro de esta empresa. Comienza hoy mismo