Capítulo 27. Regaño
—No estaba huyendo; que yo sepa, usted no me mandó solicitar o algo por el estilo para que diga que estoy huyendo de usted; simplemente, como ve, es mi hora de salida. —Le muestro la hora en mi reloj.
—Diga lo que guste, pero usted y yo sabemos que todo el día se la paso huyendo de mí. —Lo dice alzándome una ceja
—La prueba está en que es la persona más puntual; causalmente hoy se le hizo tarde y luego se fue muy feliz con su amiga Victoria, ni siquiera se dio el tiempo de disfrutar la comida; también de ahí salió huyendo.
—¡¿Y qué esperaba que hiciera?!¿Qué me quedará a disfrutar con su novia, después de lo que pasó anoche? No soy tan cínica. —Tiene una facilidad de desquiciarme, que de lo que menos quería hablar, yo solita lo saqué a relucir.
—Justo por eso pensé que llegaría temprano, o que, yéndose Victoria, se quedaría para que lo platicáramos.
—Pues yo creo que no hay nada de qué hablar, eso fue un error, ambos tenemos una relación.
—Pues fue un error que disfruto mucho, ¿no?
—P