Alina
El viento se desliza por el claro, levantando mi cabello y acariciando mi piel sudorosa. Mi respiración es corta, mis músculos arden, pero no me rindo. Damon se encuentra frente a mí, sin camiseta, su mirada de acero fija en la mía. Su respiración es tranquila, controlada. El sudor resbala por la curva de sus hombros, trazando surcos brillantes en su piel.
— Otra vez, ordena.
Aprieto los dientes, el corazón latiendo con fuerza. Mis manos están tensas alrededor del mango del cuchillo que me dio. Mi muñeca duele de tanto entrenar. Me lanzo hacia adelante, apuntando a su costado.
Él esquiva con una agilidad casi sobrenatural y, en una fracción de segundo, me desarma. El cuchillo cae en la hierba. Damon me agarra por la cintura y me empuja al suelo con un movimiento fluido. Su peso caliente se aplasta contra mí, su aliento rozando mi mejilla.
— Demasiado lenta, murmura, su voz áspera provocándome un escalofrío.
Gruño y trato de liberarme, pero él aprieta mis muñecas por