Alina

El cielo es un lienzo de fuego y oro, abrazando el horizonte mientras el sol declina lentamente detrás de las copas de los árboles. El aire es suave, cargado de la ligera humedad del lago y del perfume de los pinos que bordean la clara. Una brisa tibia acaricia mi piel, levantando suavemente los mechones de mi cabello mientras estoy sentada al borde del agua, con los pies descalzos rozando la superficie brillante del lago. Pequeños círculos se forman alrededor de mis dedos de los pies, perturbando la imagen perfecta del cielo que se refleja en el agua.

Mi corazón late extrañamente rápido, a pesar de la calma ambiental. Después de todo lo que hemos atravesado: la guerra, las pérdidas, el dolor, es difícil creer que finalmente estemos aquí. Vivos. Libres. Juntos.

Detrás de mí, una rama cruje en la hierba. Mis sentidos se despiertan instantáneamente, reconociendo el paso ligero pero seguro que se acerca. Antes de que hable, siento su presencia. Ese calor familiar que pulsa en mis v